quarta-feira, 1 de agosto de 2012

MUERTE EN LA AMAZONIA



Niños en Camaná
Abril, 13. Camaná, comunidad indígena Matsigenka en la Convención. Muere Edmer Matias, 14 años. En los 30 días siguientes, seis niños más. Casi 200 adultos adolecen con síntomas idénticos. Algunos son considerados en situación crítica. Camaná tiene 486 habitantes.

Una alerta tardía llega a las autoridades centrales de salud, cuando dos niñas son evacuadas para Lima. Una de ellas es Medali, 9 años, la otra es Laura, 3 años. Ambas mueren, Medali el 12 de Mayo, Laura el 20.

“Nos notificaron sobre dos casos de sintomatología compatible con rabia silvestre”, me dice A, Directora Ejecutiva de la Dirección General de salud Ambiental (DIGESA), “mandamos un equipo a la comunidad y concluimos por la existencia de otras situaciones con la misma sintomatología”. Estamos hablando de una posibilidad o de una certeza? “Un caso está confirmado por el Instituto Nacional de Salud”, me responde.

Conozco el informe: el de Laura es el único. Hay también un análisis al líquido cefalorraquídeo de Medali, sacado el 10 de Mayo, dos días antes de su muerte: “presencia de anticuerpos IgM, IgG. Muy sugestivo de rabia.

Un día después de morir, embalsaman el cuerpo de Medali y en 24 horas lo envían de regreso a la amazonia. Y así se graba un epitafio colectivo: “causa de muerte: probable rabia”.

Sin embargo, el asunto despertó la atención de algunos congresistas. El 22 de Mayo, el Viceministro Percy Minaya va al Congreso de la República y afirma: “la muerte de los niños de Camaná fue provocada por rabia”. Minaya descartaría también cualquier relación entre los fallecimientos y la contaminación de las aguas por gas natural líquido. La tesis oficial es que la enfermedad fue provocada por la mordedura de murciélagos infectados.

Gas natural. De qué contaminación habla el Viceministro?

“En la mañana de hoy lunes 12 de marzo (2012), el Grupo de Vigilancia reportó indicios de hidrocarburos a la altura del KP 56, en la Reserva Comunal Matsiguenka”. La declaración consta de un comunicado de la Transportadora de Gas del Perú (TGP).

Cerca del local de la fuga: el Paratori, río en cuyas márgenes está la comunidad de Camaná, dónde viven Medali y los otros seis niños.


Embarco en el ultimo instante
 Tomo conocimiento del caso en Quillabamba, sede provincial. Camaná se interna en la selva, a unos 200 Km de distancia. Para llegar allá, cuatro días a pie y en pequeños barcos. Me intereso por el caso y me preparo para ir a la comunidad. Listo para partir, se de un helicóptero que va salir con ayuda humanitaria y, en el propio momento de la partida, consigo autorización para embarcar. Gano ocho días y evito un montón de picadas de mosquitos.


 Qué pasó en Camaná?


“estaban ácidos y sabían a petróleo”
“Los animales del río aparecieron muertos, primero taricaias (espécie de tortuga), carachamas y camarones. Continuamos pescando y comenzamos a enfermar”, me dice un comunero. Pero, “los peces estaban ácidos y sabían a petróleo”, me garantiza Rubén Mavique, el jefe de Camaná.

Hago preguntas. Los síntomas? “Fiebre alta, dolores de estómago seguidas de vómitos, diarrea y mareos”. “Si, son síntomas también compatibles con un cuadro de intoxicación por hidrocarburos”, me respondería en Lima una técnica de la DIGESA. Opinión compartida por la Dra. B, del Instituto de Medicina Tropical: “En una fase inicial los síntomas de una intoxicación son fácilmente confundidos con los de rabia”. Y podrían llevar a la muerte? “Vómitos y diarreas pueden provocar una deshidratación que podrá ser fatal para uno o más sistemas vitales”. Pregunto aún si una deshidratación podrá provocar síntomas neurológicos identificables con rabia: visiones, miedos, comportamientos impulsivos. “Como cualquier otro órgano, el cerebro es afectado por la falta de líquidos. Por eso, la respuesta es que si, puede”. Además de eso, me dice el Prof. C de la Universidad Y, “una de las consecuencias inmediatas de una intoxicación con gas natural puede ser una encefalopatía”.

“Ellos nos garantizan que no fue de la contaminación por gas”, me dicen en Camaná, “aseguran que fue de la mordedura de murciélagos con rabia. Pero los peces murieron y los murciélagos no nadan”

“La única forma de confirmar un cuadro de rabia es con una autopsia”, me dice también la Dra. B, “con todo, confrontando el análisis inconcluso de Medali con su cuadro sintomatológico y el hecho de que Laura tiene un diagnóstico confirmado, los más probable es que haya tenido rabia”.

La cuestión está en los demás casos. Un tercer niño, también evacuado para Lima, no fue sometido a cualquier examen y relativamente a otros cuatro “que fallecieron en comunidad, en establecimientos de salud de Cusco, en quienes no se pudo obtener muestra, también quedaron como casos probables” (D. G. Epidemiologia). Y qué decir de los 200 nativos que presentaban síntomas idénticos? “Rabia no podían tener”, me dice B, “porque están vivos y la rabia es incurable: después de manifestarse mata en un plazo máximo de 10 días”.

Yo había hablado con Felicia Arias, la mamá de Medali. “Mi hija fue transportada por TGP para el hospital Guillermo Almenara en la capital”. Ya en Lima, Felicia comienza a sentir los mismos síntomas. Le recetan análisis de despiste que confirmé que fueron realizados. Por razones de confidencialidad médica no consigo que me entreguen el resultado; ni sería necesario: si fuera rabia, Felicia no estaría viva.

Las quejas que oigo en Camaná son generalizadas y coinciden con un reporte del Director del Programa de Monitoreo Ambiental: “Algunos comuneros manifestaron non creer en la información dada (…) y recordaron que en el incidente ocurrido en el año 2005, la empresa les manifestó que no había ocurrido nada grave, cuando realmente hubo una rotura del ducto”. Dijeron también que la empresa había tardado tres días en comunicarse con la población y quizás “primero quiere arreglar y limpiar todo para que la comunidad no se dé cuenta de lo sucedido”.
                                                                                     
Gas versus indígenas

 
Planta de gas de Kamisea en la selva
“hay muchas presiones para que entreguemos cada vez más gas, y las tuberías no aguantan”, me dice una fuente de la empresa. A esto se acrecienta la mala construcción del propio ducto: “Los tubos están mal soldados y la dinámica geológica, aliada a la sobre utilización, hacen que se fisuren”.

Estos accidentes han provocado reacciones populares. En el 2010, una manifestación en La Convención fue brutalmente rechazada por la policía. De Cajamarca a Espinar, la industria extractiva está siendo el principal foco de conflicto social en el país. La última cosa que el gobierno precisa es que esta industria haya provocado un desastre ambiental en la amazonia con casi 200 presuntas victimas, algunas mortales.

Las negaciones de la empresa

Logo de TGP
Contactada la empresa, me fue entregado un informe ambiental que confirma la fuga pero niega la contaminación del rio Paratori y de la respectiva fauna. La TGP se fundamenta en los análisis efectuados en 8 puntos de monitoreo, de los cuales uno estaba 200 metros abajo y otro 200 metros arriba de Camaná.

La primera muestra fue recogida cerca de 28 horas después de detectado el derrame y ya con las medidas de contención en curso. Se detectaron elevadas concentraciones de hidrocarburos en los dos puntos que quedaban más cerca del incidente: para un límite máximo aceptable de 0.05 mg/L, se observaban concentraciones de 12.00 y 17.19 en los días 13 y 15 de Marzo. A partir de esta fecha, las concentraciones comienzan a bajar considerablemente, fruto de los trabajos de contención y remoción. En el día 16 de Marzo ya se registraban apenas 1.3 mg/L. y a 22 se lograba el límite máximo aceptable de 0.05 mg/L. Exceptuando estos dos puntos de monitoreo más cercanos de la fuga, desde el inicio que todos los demás indicaron niveles de concentración inferiores al máximo aceptable.

Por último, el 18 de Marzo son recogidas muestras de peces cuyos resultados preliminares no serán reveladores de la presencia de hidrocarburos. La empresa no me entregó los definitivos y tampoco hay resultados oficiales, al contrario del caso del agua, cuyas muestras DIGESA también analizó.

Con todo esto, Rafael Guarderas (Gerente de Relaciones Institucionales) me escribe para presentar la conclusión de que “La filtración ocurrida el pasado 12 de marzo (…) no tiene relación alguna con la emergencia médica que se reportó en la localidad de Camaná”.

Parece claro como el agua, pero no es.

Qué falta explicar?

TGP es incapaz de decir cuánto tiempo duró la fuga. Al contrario de lo que me escribe Guarderas, esta no sucedió en el día 12 de Marzo. Tal fecha marca, apenas, el momento en que fue detectada por el “grupo de vigilancia de marcha lenta”. Qué es este grupo? Me responde una fuente de la empresa: “Son tres equipos que en los meses más lluviosos (Dic-Abr.) recorren el ducto a pie para detectar posibles fugas”. Cuántos kilómetros recorren por día? “Las condiciones en la selva son difíciles. No consiguen caminar más de 5 a 8 Km”.

Es aquí que surge la pregunta clave: después de pasar por un local, cuánto tiempo tardan en volver?

Aproveché la apertura del Gerente de Relaciones Institucionales, que se despidió “reiterando nuestra disposición para cualquier información adicional”: le hice la pregunta. Sin sorpresa, la respuesta nunca llego y por eso tuve que ayudarme de fuentes internas de la TGP, que son bien conocedoras de los trabajos en el terreno: “no menos de un mes”. O sea, el 12 de Marzo se detecta el incidente, pero el ducto podría estar vertiendo hace 30 días.

La primera muestra de las aguas es retirada a las 3pm del día 13, después de un periodo de grandes lluvias y ya con los trabajos de retención en curso. El líquido de gas natural es muy volátil. De acuerdo con uno de los documentos que la propia empresa me entregó, “pasado un período de cerca de 20 días los niveles de LGN sobre suelos y aguas están por debajo de límites aceptables”. Esto en aguas paradas, en las corrientes, una vez que se estanque la fuente de contaminación, el gas desciende a la misma velocidad del río y termina volatizándose. “La única excepción serán pozas que hayan a lo largo del curso del rio, porque el gas es más pesado que el agua y podría quedarse retenido en esos puntos”, me dice D de la ONG Z. Con todo, los locales de muestra están documentados fotográficamente y todos quedan en zonas de baja profundidad, mas allá de que las muestras fueran recogidas manualmente y, por lo tanto, siempre en la superficie.

Así, estando Camaná a 40 Kilómetros del punto de la fuga, hablamos de 4 a 8 horas para que deje de verificarse una contaminación que podría haber sido continua durante 30 días. Además, las muestras de peces fueron recogidas una semana después y, de acuerdo con el mismo documento, “los efectos negativos sobre las especies estudiadas son de corto plazo debido a la elevada volatilidad del LGN”.

Las consecuencias

Más allá de las intoxicaciones y de la posibilidad de haber provocado muertes en Camaná, una contaminación por gas natural puede tener graves efectos a mediano plazo, tanto en la salud humana como en la calidad ambiental.

“El impacto de un toxico en el ser humano depende de muchos factores”, me dice el Prof. C (Universidad Y). “Por ejemplo, en un niño es mucho más impactante que en un adulto. Además de las consecuencias de corto plazo, tenemos diversos problemas que podrán surgir en el mediano. Los bencenos (presentes en el gas liquido) son causantes de fibrosis pulmonar, hepatopatías crónicas y leucemia, entre otras patologías de tipo cancerígeno”.

Relativamente a las consecuencias en el rio Paratori, me responde D, especialista en Derecho Ambiental: “Un problemas de estos es mucho más grave que sus consecuencias inmediatas. En el inmediato provoca una disminución de la fauna, claro. Mas el principal problema es el impacto que una alteración en el equilibrio provoca en toda la cadena. La disminución de una especie tiene efectos prolongados en todas las restantes. Eso es lo que el estudio de impacto no analiza”.

En nombre de la verdad

No estoy afirmando que la transmisión de rabia no haya sido responsable por la muerte de los 7 niños. Después de oír a una especialista, hasta estoy seguro que al menos una de ellas (Laura) murió debido a la transmisión de esta enfermedad y que, con gran probabilidad, Medali también. Tampoco estoy concluyendo que la población se enfermó debido a la contaminación de los peces con que se alimentaban y del agua que utilizaban. La contaminación me parece obvia, pero la cuestión que suscito es otra: habiendo tan grandes intereses políticos y económicos, hubo una clara prisa en aliviar la tensión de la TGP y de rotular el problema de una forma poco o nada estudiada.


Fotos de Abril (1ª mitad):
 Comprueban harto consumo de pescado
 Se llegó a atribuir la enfermedad de la población a la desnutrición por haber dejado de consumir pescado con miedo que estuviera contaminado. En primer lugar no es creíble que una población se desnutra a ese punto por estar menos de un mes sin comer pescado, por muy importante que este sea en sus hábitos alimentarios, como sucede ser en estas comunidades. En segundo lugar, se por las personas con las que hablé en Camaná, que siguieron comiendo pescados, pero estos “estaban ácidos y sabían a petróleo”. A este testimonio acreciento registros fotográficos de Abril, que comprueban un consumo generalizado y abundante, aliado al de carne de gallina.


TGP demuestra una clara voluntad de decir que nada de esto está relacionado con la fuga de gas líquido, evitando responsabilidades criminales y civiles. No estoy aquí para hacer la apología de una o de la otra visión. Busco dudas y no respuestas, incertezas y no certezas. Y son muchas, las cuestiones que encuentro. Certezas solamente una: no puede el Gobierno o TGP asegurar que “la muerte de los niños en la comunidad indígena de Camaná fue provocada por rabia y no por la contaminación del agua por gas líquido”.

Una nota final para decir que, por vía de su gabinete de prensa, interpelé el Viceministro sobre las evidencias del caso: sigo esperando una respuesta que se que no existe.

Mientras tanto, en las márgenes del rio Paratori están sepultados siete niños y hay toda una población que fue afectada en su salud y que podrá sufrir graves enfermedades en el futuro. Esos niños y esa población merecen que se sepa la verdad, sea cual sea.

 
Merecen que se sepa la verdad, sea cual sea.

 CRONOLOGIA.

12 de Marzo:
Detectada fuga en el ducto que atraviesa la reserva Matsigenka
14 de Marzo:
Testigos oficiales detectan evidencias de la fuga.
13 de Abril:
Muere Edmer,14 años
17 de Abril:
Muere Ronilda, 12 años
22 de Abril:
Muere Lizardo, 11 meses
2 de Mayo:
Muere Naidua, 1 año
5 de Mayo:
Muere Isolde, 8 años
10 de Mayo:
 Es retirada una muestra del liquido Cefalorraquídeo de Medali, 9 años
10 de Mayo:
Con os mismos síntomas, la mama de Medali se hace un examen que tiene resultado negativo (el hecho de haber sobrevivido comprueba la conclusión)
11 de Mayo:
Conclusión del Instituto Nacional de Salude : “Presencia muy sugestivo de rabia” en Medali.
12 de Mayo:
Muere Medali (em Lima).
13 de Mayo:
Cadáver de Medali es embalsamado e enviado para Camaná.
20 de Mayo:
Muere Laura, 3 anos (en Lima)
22 de Mayo:
Vice-ministro de la Salude en el Congreso de la republica: “La muerte de los niños no fue provocada por rabia”.


Luis Novais

3 comentários:

  1. Más que datos:
    CIFRAS DE LA CONTAMINACIÓN http://diariodeiqt.lamula.pe/2010/06/28/cifras-de-la-contaminacion-2/pacobardales

    http://www.puinamudt.org/web/index.php/memoria/513-los-sobrevivientes

    ResponderEliminar
  2. Más que datos:
    http://diariodeiqt.lamula.pe/2010/06/28/cifras-de-la-contaminacion-2/pacobardales

    Y río arriba:
    http://www.puinamudt.org/web/index.php/memoria/513-los-sobrevivientes

    ResponderEliminar